La enfermedad del virus del ébola,
también conocida como “fiebre hemorrágica del ébola”, debe su nombre al
río Congo, que en francés se conoce como “Ébola”. Es ocasionada por un
virus: específicamente, el más peligroso de la familia de los filovirus
que causa una severa fiebre hemorrágica a humanos y otros primates.
La enfermedad se caracteriza por causar
una intensa debilidad, dolor muscular, dolores de cabeza, seguidos de
vómitos, diarrea, irritaciones en la piel, afectar el funcionamiento de
los riñones y, en algunos casos, hemorragias internas y externas. Los
síntomas pueden aparecer entre 2 y 21 días después de contraído.
El ébola se transmitió a la humanidad
por contacto con la sangre, secreciones, órganos y fluidos corporales de
animales infectados, tales como chimpancés, gorilas, murcielagos de la
fruta, monos, antílopes de bosque y puercoespines, tanto enfermos como
muertos. Entre humanos se contagia por contacto directo con cualquier
tipo de fluidos de las personas afectadas y a través de contacto
indirecto con ambientes contaminados con dichos fluidos. Por ejemplo: en
las ceremonias fúnebres, quienes hayan tenido contacto con el cuerpo de
una víctima del ébola pueden contraer la enfermedad. Los hombres que se
hayan recuperado de la enfermedad también pueden transmitirla
sexualmente por el semen incluso hasta una semana después de haberse
recuperado.
El ébola tiene un rango de fatalidad
sumamente alto, que ha llegado a trazarse en un 90%. Así que un brote
puede devastar familias y comunidades completas. Además, los pacientes
graves requieren un tratamiento de apoyo que pone en alto riesgo de
contraer la infección al personal médico.
No existe una cura ni un
tratamiento comprobado para tratar el ébola, fuera de algunas vacunas
que están en fase experimental. A los pacientes graves se les aplica un
proceso de rehidratación oral con soluciones con electrolitos o por vía
intravenosa. Es por esta razón que la prevención y control es la forma
más importante de atacar el ébola, con acciones como la desinfección de
cerdos y monos en las comunidades rurales y granjas. También se requiere
que, en casos de un brote, las zonas afectadas se sometan a cuarentena.
El primer brote de ébola ocurrió en 1972
en Sudán y en la República Democrática del Congo. El brote de ébola que
actualmente azota el oeste de África y que ha causado más de 900
muertes ha presentado un rango de fatalidad que está entre 64 y 94%. Para leer más daos sobre el ébola en la ficha de la Organización Mundial de la Salud haga click acá.
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