En un despliegue demoledor en la casa del acérrimo rival, Cristiano Ronaldo marcó dos de los tres goles del Real Madrid el martes y el equipo blanco arrolló 3-1 al Barcelona para avanzar por segunda vez en tres años a la final de la Copa del Rey.
Tras el 1-1 del partido de ida en Madrid, el Barsa, vigente campeón, quedó eliminado por global de 4-2, segundo revés importante en apenas siete días, después que el Milan también le ganara 2-0 el miércoles anterior por la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones.
Cristiano marcó de penal a los 13 minutos y amplió a los 57, antes de que Raphael Varane (68) cerrara la goleada madridista y Jordi Alba (89) recortara por los azulgranas.
“Hemos hecho un partido enorme. Marcar tres goles no es fácil y el equipo está de enhorabuena’’, expresó Cristiano.
Cómodamente asentado en el liderato de la liga con 12 puntos de ventaja sobre el Atlético de Madrid y 16 respecto al Real cuando faltan 13 fechas para la conclusión, el Barsa tenía esperanzas de echar al Madrid de la copa, pero los merengues trasladaron parte de sus urgencias a Barcelona, donde a la afición culé solo le queda esperar una remontada europea, el 12 de marzo.
El equipo de José Mourinho, en cambio, alimentó su moral de cara a la vuelta de Liga de Campeones contra el Manchester United dentro de una semana, cuando buscará volver a rentabilizar un 1-1 en el choque de ida en casa.
Antes, blancos y azulgranas volverán a verse las caras en un Clásico. Será el sábado por la 26ta fecha de la liga española en Madrid.
“El 2-0, sabiendo que teníamos que marcar tres goles, nos ha pesado mucho. El sábado tenemos otro partido fundamental y hay que seguir preparando el partido vital contra el Milan’’, declaró Jordi Roura, en ausencia del timonel azulgrana Tito Vilanova por enfermedad.
El Barsa planteó el mismo once que forjó el empate en el Santiago Bernabéu, mientras que Mourinho dejó a Pepe en el banquillo madridista junto con el brasileño Kaká y el goleador Karim Benzema.
En busca del gol necesario, el Madrid jugó de inicio sin complejos; y concretamente Cristiano, quien respondió a un disparo cruzado de Lionel Messi al minuto de juego con un tacón inmediato.
El portugués tiró de potencia física y calidad para arrastrar a su equipo al área de José Manuel Pinto, y fabricó en gol un contragolpe en que mareó a Gerard Piqué, torpe y lento en su derribo sobre Cristiano, quien transformó el penal.
Cristiano alargó con el tanto su racha a seis partidos consecutivos marcando en Barcelona.
Mientras el Barsa se enredaba en el mediocampo, desorientado y, en ocasiones pecando de parsimonioso, Cristiano y Mesut Oezil movían a su antojo al Madrid, bien parapetado en defensa, cerrando los pasillos interiores a Cesc Fábregas y, sobretodo, un desdibujado Messi.
Pese a las dificultades, el argentino provocó el mayor rugido de la grada antes del descanso, con un tiro libre envenenado que se disfrazó de gol en su trayectoria lateral a la red. La otra situación se dio en una caída de Pedro Rodríguez en el área, aparentemente empujado por Xabi Alonso, pero que el árbitro no consideró infracción.
El arranque de la segunda mitad mimetizó la primera, con el Barsa ofuscado en ataque, apenas manufacturando una volea de Sergio Busquets que neutralizó Diego López y nuevamente fue víctima de un contraataque del Madrid.
Angel Di María ganó el uno contra uno a Carles Puyol, al que dejó desparramado en el césped con un recorte envenenado, y forzó el rechace de Pinto, que Cristiano controló y embocó para el segundo.
El tanto destempló el Camp Nou, que recibió como jarro de agua fría el tercero, brotado de un saque de esquina lanzado por Oezil y rematado a placer por Varane, también autor del tanto madridista en la ida. Alba, en los finales, marcó el gol del honor local.
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